Como perfumista, acepté el desafío de capturar la esencia de la opulenta rosa de Taif, haciéndola latir con un aliento cítrico de ralladura de naranja y pomelo.
Luego la suavicé con concreto de iris y una dosis extraordinaria de oud, enriquecida con cálidas especias como el azafrán, una voluptuosa vainilla, pachulí y notas amaderadas. Un sueño del Oriente reinventado.